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Descripción
Aunque fui criado en una familia cristiana, empecé a dudar de mi fe durante mi primer curso de filosofía en la universidad. En medio de mi peregrinaje espiritual, el Señor me mostró su presencia una noche en las brillantes estrellas. Entregué mi corazón al Señor, y volví a mi casa espiritualmente renovado. Sin embargo, sin saberlo en el momento, todavía me faltaba entregar mi cerebro al Señor también. Todavía asistía a clases en las que me estaban enseñando en forma sutil que yo mismo debería ser juez de la verdad, que la verdad era relativa y subjetiva. Me estaban lavando el cerebro con esa mentalidad, sin que yo me diera cuenta. Yo seguía viviendo una dualidad entre mi vida «espiritual» y mi vida intelectual.
Desperté a esa realidad cuando tomé un curso sobre la ética. Primero pensé que mi profesor era un pensador profundo, por la manera en que hacía buenas preguntas. Siempre decía, «¿Por qué piensas eso?» Me hizo dar cuenta de que debía saber defender mi punto de vista. Un día fuimos a escuchar una conferencia de un conocido filósofo que habló sobre el tema de la ética. Me llamó la atención que en todo su discurso no defendió ninguna posición. Simplemente arrojaba sus opiniones sobre cualquier tema. Volví a la clase indignado, y seguro de que nuestro profesor lo iba a criticar duramente por eso. Cuando el profesor pidió nuestra opinión del discurso, levanté la mano, convencido de que todos iban a aplaudir mi comentario. Yo dije, «Fue interesante, pero no defendió ninguna de sus opiniones». ¿Sabe lo que me dijo el profesor? «¿Por qué piensas que debería defender sus opiniones?» ¡No lo pude creer! En un instante todo me quedó claro. El profesor había estado jugando con nosotros durante todo el semestre. Él no tenía ninguna respuesta, y solamente pretendía ser sabio, haciéndonos defender cualquier comentario con su fácil pregunta, «¿por qué?»
Después de esta revelación, empecé a cuestionar las presuposiciones más fundamentales de mi enseñanza universitaria. Fueron los libros de Francis Schaeffer y Cornelius Van Til los que me ayudaron a ver el problema del relativismo y de la pretendida subjetividad de la verdad. Me llevaron a entregar, no solamente mi corazón, sino también mi cabeza, a Jesucristo. En realidad, fue como una «segunda conversión». No me entiendan mal. La Biblia enseña que hay una sola conversión, teológicamente hablando. Sin embargo, algunos vivimos una vida tan dividida entre nuestra fe cristiana y nuestros pensamientos no cristianos, que necesitamos un cambio radical en nuestra forma de pensar, tan radical que podríamos llamarlo una conversión intelectual.
Después de mis luchas, prometí ayudar a otros que estuvieran dudando de su fe. En realidad, eso es lo que me ha motivado a trabajar en el ministerio. Quisiera entregar este libro al Señor como un cumplimiento parcial de esa promesa que le hice.
El libro aporta el punto de vista cristiano en cuatro áreas clave del mundo actual:
1. Un enfoque cristiano de la política.
2. Un enfoque cristiano de la economía
3. Un enfoque cristiano de la ciencia.
4, Un enfoque cristiano de las bellas artes.
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Descripción
Aunque fui criado en una familia cristiana, empecé a dudar de mi fe durante mi primer curso de filosofía en la universidad. En medio de mi peregrinaje espiritual, el Señor me mostró su presencia una noche en las brillantes estrellas. Entregué mi corazón al Señor, y volví a mi casa espiritualmente renovado. Sin embargo, sin saberlo en el momento, todavía me faltaba entregar mi cerebro al Señor también. Todavía asistía a clases en las que me estaban enseñando en forma sutil que yo mismo debería ser juez de la verdad, que la verdad era relativa y subjetiva. Me estaban lavando el cerebro con esa mentalidad, sin que yo me diera cuenta. Yo seguía viviendo una dualidad entre mi vida «espiritual» y mi vida intelectual.
Desperté a esa realidad cuando tomé un curso sobre la ética. Primero pensé que mi profesor era un pensador profundo, por la manera en que hacía buenas preguntas. Siempre decía, «¿Por qué piensas eso?» Me hizo dar cuenta de que debía saber defender mi punto de vista. Un día fuimos a escuchar una conferencia de un conocido filósofo que habló sobre el tema de la ética. Me llamó la atención que en todo su discurso no defendió ninguna posición. Simplemente arrojaba sus opiniones sobre cualquier tema. Volví a la clase indignado, y seguro de que nuestro profesor lo iba a criticar duramente por eso. Cuando el profesor pidió nuestra opinión del discurso, levanté la mano, convencido de que todos iban a aplaudir mi comentario. Yo dije, «Fue interesante, pero no defendió ninguna de sus opiniones». ¿Sabe lo que me dijo el profesor? «¿Por qué piensas que debería defender sus opiniones?» ¡No lo pude creer! En un instante todo me quedó claro. El profesor había estado jugando con nosotros durante todo el semestre. Él no tenía ninguna respuesta, y solamente pretendía ser sabio, haciéndonos defender cualquier comentario con su fácil pregunta, «¿por qué?»
Después de esta revelación, empecé a cuestionar las presuposiciones más fundamentales de mi enseñanza universitaria. Fueron los libros de Francis Schaeffer y Cornelius Van Til los que me ayudaron a ver el problema del relativismo y de la pretendida subjetividad de la verdad. Me llevaron a entregar, no solamente mi corazón, sino también mi cabeza, a Jesucristo. En realidad, fue como una «segunda conversión». No me entiendan mal. La Biblia enseña que hay una sola conversión, teológicamente hablando. Sin embargo, algunos vivimos una vida tan dividida entre nuestra fe cristiana y nuestros pensamientos no cristianos, que necesitamos un cambio radical en nuestra forma de pensar, tan radical que podríamos llamarlo una conversión intelectual.
Después de mis luchas, prometí ayudar a otros que estuvieran dudando de su fe. En realidad, eso es lo que me ha motivado a trabajar en el ministerio. Quisiera entregar este libro al Señor como un cumplimiento parcial de esa promesa que le hice.
El libro aporta el punto de vista cristiano en cuatro áreas clave del mundo actual:
1. Un enfoque cristiano de la política.
2. Un enfoque cristiano de la economía
3. Un enfoque cristiano de la ciencia.
4, Un enfoque cristiano de las bellas artes.
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