Historia del Pensamiento Cristiano I // Justo González

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Descripción 


La Historia del pensamiento Cristiano nace Cuando se le preguntó a Jesús cuál era el primero y más grande mandamiento, El respondió mediante una cita del Antiguo Testamento, aunque con una adición de importancia. El texto que El citó es la médula misma del judaísmo: «Oye,, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas..» Hasta aquí el texto de Deuteronomio 6:4-5. Pero Jesús añadió «amarás al Señor tu Dios con toda tu mente» (Marcos 12.28). Esa adición es la razón de ser de este libro. Ha habido una historia continua del pensamiento cristiano porque el Maestro invitó a sus discípulos a amar a su Dios, no sólo con todo el corazón y las fuerzas, sino también con la mente.



y sin embargo, aun si el Maestro no hubiese señalado este camino, les hubiera sido difícil a sus discípulos el no hacer uso de sus mentes, pues eran obligados a ello por los requerimientos de su situación dentro del contexto del mundo grecorromano en el que mentes agudas planteaban ante ellos cuestiones que requerían reflexión profunda y distinciones rigurosas. Los cristianos se oponían a adorar al Emperador como a un dios. Lo mismo hacían los judíos, y sus razones para ello eran obvias y claras, basadas como estaban en el gran mandamiento que Jesús citó:: «Oye,, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor uno es»;; y también: «no tendrás dioses ajenos delante de mí».. Los judíos rechazaban la adoración de cualquier dios que no fuese Jehová, y con el tiempo llegaron a negar la existencia de todo otro Dios. Sobre todo, se negaban a atribuir a hombre alguno un carácter divino. El caso de los cristianos era algo distinto. Se negaban a adorar al Emperador, un hombre deificado, puesto que tal cosa era incompatible con la adoración única debida a Cristo. Luego, los paganos podrían decir: «¿Por qué os negáis a adorar a un hombre como a Dios? ¿No era vuestro Cristo un hombre?» Si los cristianos respondían sencillamente: «No,, sino que era Dios», los paganos podrían objetar: «Entonces tenéis dos dioses y no podéis reprochamos nuestro poliíteísmo.,» Por esto,, la negación a adorar al Emperador requería una cristología consecuente.



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